A menudo nos preguntan el porqué de este nombre tan poco convencional y, hay que decirlo, de entrada un poco difícil: ca2L. Aprovecharemos que tenemos esta plataforma para contároslo.
Cuando decidimos iniciar esta aventura con la fundación de la empresa, hace ya 25 años, nuestro proyecto no era muy ambicioso y nuestra experiencia como empresarios, nula. Sabíamos solo lo que habíamos aprendido en nuestras experiencias laborales anteriores —y hay que decir que los fundadores trabajábamos en la misma empresa.
Lo primero que necesitábamos era un nombre, un nombre original, que no fuera de esos típicos que contienen la palabra luz o lux: de estos ya había demasiados incluso entonces.
Al cabo de unas semanas dándole vueltas, y barajando propuestas de todo tipo, algunas incluso escandalosas, ridículas e inconsistentes, fue el padre de dos de los socios quien tuvo la idea: puesto que éramos tres socios, dos de los cuales apellidados Calero y otro López, podíamos llamarnos CA2L.
Nos gustó de inmediato. Sabíamos que no era el mejor nombre del mundo, pero nos acabó de convencer el hecho que muy probablemente nadie tendría un nombre parecido en el mundo de la iluminación y que esto nos diferenciaría, además de facilitar el registro del nombre —con lo que, evidentemente, no hubo ningún problema.
Pero, obviamente, las cosas nunca son fáciles del todo. Registrar el nombre sí fue fácil, pero acostumbrar a clientes, proveedores, prescriptores, amigos y conocidos a decir bien el nombre fue muuuy difícil. Podríamos dedicar un artículo entero a enumerar la infinidad de maneras en que lo hemos visto escrito, algunas bastante curiosas: KA2L, KLL, CADOSELE, CALL, K2L… Y, la más original de todas: CALDOS.
Pero el caso es que, cuando alguien se lo aprende, ¡ya nunca más se le olvida!
Equipo ca2L
(Hay que decir que seis meses después de iniciar la actividad con el nombre ca2L, incorporamos a un cuarto socio cuyo nombre y apellido empiezan por P, y que fue ya imposible incorporar al nombre de la empresa.)